Nunca he sido abierta con este tema por asuntos de prejuicios e intolerancia.

Pero hoy te contaré como paso.

24 de junio del 2019.
Me levanté como de costumbre a las 5:30 am me preparé y salí en ruta a mi trabajo. Solía salir a esa hora para encontrar estacionamiento cerca del edificio donde trabajo. Llegó y aprovecho para maquillarme y desayunar, pero ese día no fue así. Mi mente se descontroló y los pensamientos se aceleraron. ¿Qué era lo que pasaba? Me pregunté. En mi sentí el mayor de los miedos a la muerte, pensaba que quizás era un síntoma de #locura, #demencia o cualquier #enfermedad #mental que me hizo salir de la realidad y ser una carga para mi familia. Era un miedo intenso y a eso le sumamos los nervios de tal magnitud que no me permitían comer. Llegó el momento de bajarme del carro e ir a la oficina, pues tengo que cumplir con mi obligación. Ya en la oficina comienza a atacarme un frío fuerte y mi cuerpo, en especial las manos me comenzaron a temblar. Llego la falta de concentración, las llamadas que atiendo no se ni como logro ayudarles. Pasan las horas y esto no mejora. La hora de almuerzo y no pruebo bocado.

No puedo... Necesito irme, no puedo con este malestar, con la mente a mil y no logro entender por qué pienso tanto en la muerte y la locura. Con mucho #esfuerzo termino mi jornada. Según yo... sin que nadie se percatara, salgo y me dirijo a buscar a mi hijo al cuido/campamento, ya que había comenzado las vacaciones. Gracias a Dios que en eso no me despiste. Continuamos para casa donde allí me #esfuerzo para realizar la rutina de cocinar, ese día mi esposo ya estaba en casa y me ayudó a estudiar con el nene. Les sirvo su comida, yo no comí. Mi esposo lleva al nene a casa de mi suegra ya que él planificó un ratito para nosotros dos solos. Veremos una película de acción pero yo le pedí por favor que viéramos algo de comedia, pues yo pienso que eso me distraerá. Pero no puedo estar sentada. Me levanté sintiéndome desesperada y para completar ya en este punto tenía deseos de salir corriendo y mi mente no dejaba de hablar.

Detuve todo y le digo a mi esposo

Tengo que contarte lo que me sucede y que yo no lo entiendo y tampoco sé como controlarlo. Me volví a bañar por recomendación de mi esposo, ya que él tampoco sabía qué hacer. Salió a buscar al nene, lo acostó a dormir. Llegó el momento más difícil, la noche donde no puedo dormir. Estoy horas sola con mis malditos pensamientos y sintiendo un frío insoportable en pleno verano. Necesito dormir porque al otro día debo ir a trabajar pero no lo logró.

Me levanté de la cama más veces de las que puedo recordar.
Continuará...

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